lunes, 7 de abril de 2014

Ruptura de la racionalidad científica

La problematización de la ciencia se ha manifestado desde hace siglos, pero hoy más que nunca, el método científico que evolucionó en las diferentes etapas de la humanidad está siendo duramente cuestionado debido a las injusticias que nos han heredado el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado. Dice el antropólogo social De Sousa Santos que “no hay justicia social global sin justicia cognitiva global” y por esta razón en nuestra era han aparecido nuevas teorías que han desplazado el racionalismo clásico.
Según De Sousa, el problema con la ciencia es que desvaloriza los problemas que no puede formular, declarándolos como meras opiniones subjetivas o peor aún, como supersticiones. Suele también confundir la espiritualidad con la religión, quitándole el mérito a costumbres legendarias e importantes de diferentes culturas. Hay que reconocer que la ciencia es muy valiosa, más no es la única manera de conocer el mundo, mirar el mundo desde fuera es una idea totalmente absurda, pues se dejan otros elementos importantes fuera. 
Pedro Luis Sotolongo, ensayista especializado en física y filosofía describe en su texto "La complejidad y el nuevo ideal de racionalidad (2006)" las características del racionalismo clásico:

·      El primado de la razón
      El fundamento de coherencia para producir un conocimiento científico nuevo por su formulación y su justificación.
·      La objetividad del ser
      Estudio de una realidad exterior con posicionamientos rígidos para el sujeto y el objeto del conocimiento como entidades centrales de la cognición.
·      El método
      Como medio adecuado para alcanzar el saber sobre el mundo exterior
·      La noción del conocimiento
      Puesto al servicio del hombre para bien, en aras de alcanzar el dominio sobre la naturaleza.
Estos elementos que encerraron la definición del racionalismo dieron lugar a una depredación desmesurada de la naturaleza con el fin de alcanzar un supuesto “bienestar” humano y este ideal se insertó en el centro de la cultura. La certeza en el conocimiento exacto garantizada por la ciencia y sus nociones de este ideal afirmaron la hegemonía del saber científico y su objetividad y separaron al sujeto del objeto mediante la elaboración de una idea alejada de la realidad que separaba al ser humano de todo lo demás incapacitándolo de sentir empatía con su medio.
En el texto de De Sousa, “Las epistemologías del sur”, propone alejarse de las formas de exclusión para trabajar hacia una visión a favor de la diversidad y caminar hacia un proceso de politización de la epistemología para descolonizar, democratizar y desmercantilizar.

Sotolongo por su parte menciona tres momentos de ruptura con la racionalidad clásica. La primera durante el siglo XX al introducirse ideas relativistas que situaron al sujeto en un marco de referencia no privilegiado, es decir, hacer observaciones dependiendo del punto de vista del observador. El pensamiento cuántico tomó en cuenta otra limitación epistemológica del sujeto: las observaciones afectan a lo observado. En el segundo momento de ruptura se introducen ideas historicistas en filosofía de la ciencia y el pensamiento dialéctico, la escuela historicista y la hermenéutica. En la última ruptura surgen el holismo ambientalista y la bioética debido a las demandas de la ciudadanía con respecto al problema ambiental y el uso de los descubrimientos y las tecnologías médicas. Así mismo la epistemología de segundo orden y la complejidad retan al ideal clásico y propician una transición de racionalidad hacia complejidad formulando nuevas ideas e investigaciones.

En resumen, se sustituyó el ideal clásico de racionalidad por uno más complejo a través de la reformulación del presupuesto de objetividad, la superación de la dicotomía de las ciencias naturales, la ciencia y la moral, el conocimiento y los valores.

Respecto al tema de mi ruta, encontré concordancia con los planteamientos de los autores, pues la noción del trabajo cambió a partir de la aparición de teorías que desmitificaron la lógica del empleo y de la división social del trabajo como elementos centrales y constitutivos de la sociedad. “Así como la globalización muestra una heterogeneidad divergente en el modelo capitalista-laboral, político-estatal e institucional y social, los modelos  analíticos reflejan la falta de uniformidad en sus principios comunes.” [1] Las concepciones teóricas de John Locke, Karl Marx, Marc Weber, Karl Polanyi y John M. Keynes cuestionaron el racionalismo y promovieron nuevas ideas.

Marx hablaba de la caída del capitalismo como una forma de verdadera libertad e igualdad laboral, mientras que Weber manifestaba el racionalismo, la mercantilización y la burocratización como limitantes del hombre. Keynes estaba a favor de la intervención política para generar tanto crecimiento económico como paz social manteniendo el capitalismo. Para Schumpeter, el capitalismo fue posible gracias a la innovación y el desarrollo tecnológico de grandes empresas, pero su futuro peligra debido a la burocratización de estas empresas. Polanyi fue más complejo al decir que el escenario sólo podrá resolverse por medio de la política ante la creciente mercantilización de las relaciones sociales y humanas.

Aparentemente, en el nuevo milenio se espera la desalarización y un aumento de flexibilidad laboral, aunque también una menor integración social debido a la posible heterogeneidad y diferenciación social.



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